2009/12/31

Coctel Mix: Capablancas, Olimpiada y Fischer.


Quiero escribir sobre uno de los deportes que me apasiona…o sobre una de las artes que me apasiona, no estoy seguro, pero de lo que si no tengo dudas es de la belleza del ajedrez.
Mi primer contacto con los trebejos fue en la escuela primaria, para matar aquellas interminables horas de descanso al mediodía, que sufríamos los que estábamos seminternados.
Cuando uno es niño, se necesitan ciertas motivaciones para dedicar más de dos minutos a una misma actividad, y creo que esas motivaciones las encontré, junto a mis amigos infantiles en el Salón de los Embajadores del hotel Habana Libre.
Acudíamos durante casi un mes al año, puntualmente, a aquel majestuoso lugar, y después de comprar el primer día de la competencia, el boletín que contenía las fotos y algunos datos de cada participante, emulábamos a llenarlo de autógrafos. Había maestros que te llamaban para estampar su firma…y otros ni atrás ni alante te hacían caso, creo que allí tuve mis primeras clases de psicología de la vida….el que acababa de dar un papazo, te firmaba más fácil que al que le tocaba bailar con la más fea.
Para los más jóvenes, estoy hablando de los Torneos Capablanca In Memorian, de la década del 60 (el primero en 1962).
En el año 1965, jugó por primera vez en un torneo en Cuba quien es considerado por muchísimos, como el jugador más fuerte que haya existido, un rubio al que aplaudíamos en silencio y del que reproducíamos sus partidas maravillosas en la sección juegue como un GM de la revista “Jaque Mate”.
Fischer jugó en el Capablanca del 65, tal vez como reconocimiento al maestro (en una ocasión le preguntaron quienes a su entender eran los 3 jugadores más fuertes de la historia y sin pensar mucho respondió…Capablanca, Fischer y Yo, lo cual demuestra, además del tamaño de su ego, el tremendo respeto hacia nuestro José Raúl).
Con todo dispuesto, motivos políticos casi impiden su participación, pero cuando Fischer se empecinaba en algo, era muy difícil de disuadir, y en un caso que hasta el presente es único en el ajedrez de cualquier época, después de muchas gestiones, se consiguió que participara en el torneo, aunque no pudiera ir a Cuba. Su lugar en la mesa de juego, lo ocupaba el hijo del homenajeado campeón mundial cubano, Capablanca Jr, y las jugadas eran trasmitidas casi con palomas mensajeras….se enviaban en ambas direcciones utilizando el teletipo), un mensajero “corría” con la jugada anotada en un papel, desde la mesa hasta el lugar donde estaba instalado el trasmisor y después hacía el recorrido en sentido contrario con la respuesta del americano….que momentos vivimos todos los que disfrutamos de tan singular espectáculo, que dicho sea de paso, acaparó durante las 23 rondas del torneo (era un solo grupo y se competía todos vs todos) la atención de todo el planeta.

Luego en el 66 se jugó en el propio salón del hotel (y creo que en otro aledaño, por la cantidad de mesas) la Olimpiada Mundial de ajedrez, recuerdo las mesas, impresionantemente bellas, con su tablero de mármol verde y blanco de la Isla y sus comodísimos tapizados para apoyar los codos o los brazos, según la posición que se adoptara, ahí, en lo de las mesas….nos pasamos!!!!, después no había que hacer con tantas mesas, y en el club de la esquina de mi casa, como imagino que en muchos otros, los aprendices las utilizamos hasta que poco a poco se fueron desbaratando y un buen día….desaparecieron.
En la Olimpiada hubo de todo, desde un mate en 6 jugadas, que le sonaron a un muerto, pasando por la clasificación de Cuba como segundo de su grupo eliminatorio (detrás del potente y favorito Hungría y sobre un Holanda boquiabierto por el asombro), hasta el 4-0 decretado a favor de la URSS en su match contra la tropa de USA.
El Bobby, por su religión no le disparaba un hollejo a un chino, desde el viernes a las 6 de la tarde, hasta el sábado a la misma hora, y las rondas comenzaban a las 4, así que ante la negativa soviética de aceptar un retraso en el inicio del match, los americanos optaron por no jugar…..conversaciones y diplomacia hicieron posible el enfrentamiento en una de las fechas libres del torneo (ganaron los bolos 2.5 a 1.5 gracias al genio de Tal).
Recuerdo el cartel lumínico gigantesco que anunciaba el evento, colgado en la fachada del hotel y sobre la marquesina del cine “Radiocentro” (no recuerdo si ya era “Yara”), un tablero, que en aquel momento era una obra maestra de la tecnología, donde se reproducía cada día la partida más importante de la velada….toda la Habana tenia el piso a cuadros!!!!
La Olimpiada fue como mirar al cielo en una noche de estrellas y poderlas ver a todas juntas, los Capablancas fueron otra cosa, como mirar por un telescopio y ver los astros más brillantes de su momento. Allí, a escasos 5 o 6 metros de nosotros, solo separados por aquellos elegantes cordones rojos, se sentaron casi todos los mejores grandes maestros de la época, dándole a esos primeros torneos una fuerza que ya después, nunca se repitió.
Volvamos con Fischer, creo que su cerebro debe haber sido algo muy fuera de lo común, para mi, le sobraban tornillos, pero además era un orate excéntrico que volvía loco a los organizadores y a los propios oponentes en cuanto torneo participaba.
Su filosofía era destruir al rival.
En el año 1972, después de obtener un cupo en las eliminatorias, gracias a otro GM que se lo cedió (él se había retirado del torneo que otorgaba las plazas), participó en los matchs eliminatorios, camino a la corona, su actuación fue sencillamente impresionante, le ganó 6 partidas seguidas a Taimanov, 6 más a Larsen y las 2 primeras a Petrosian en la semifinal para vencerlo fácilmente.
La discusión del título, contra un medio rebelde y muy caballeroso Boris Spassky, fue como para tomarse un saco de tabletas tranquilizantes.
El encuentro estuvo precedido de tanta propaganda que se le llegó a llamar, (creo que justamente) “El Match del siglo”. Imagínense en medio de la guerra fría, un encuentro entre un americano malcriado y un joven soviético todo talento.
Era imprescindible que nuestro pueblo tuviera todos los detalles de la derrota que iba a sufrir el gringo, y tanta confianza había, que la emisora Radio Reloj, en vivo, trasmitió cada una de las jugadas que realizaron los colosos. En ningún cálculo estaba que Fischer, (nunca antes le había ganado una partida a Spassky ) por muy genio que fuera, pudiera el solo derrotar a la armada de grandes maestros soviéticos que en el papel de asesores, preparadores y analistas, zarpó desde el Kremlin para acompañar al campeón hasta Reykjavik, capital de la isla mas lejana a tierra alguna…Islandia.
La primera partida fue un obsequio del americano, quien en una posición que ni yo hubiera sido capaz de perder contra el monarca, y en una posición de total paridad, solo con un alfil y algunos peones por cada bando, “se equivocó”.
Contar las quejas, amenazas, reclamos y pedidos de Fischer antes, y durante el encuentro, haría interminable el artículo, para la segunda partida, en medio de una pataleta por la presencia de cámaras de televisión que le molestaban, no se presentó a jugar, poniendo el tanteador 2-0.
Un viejo camaján que solía conversar bastante con nosotros nos explicó la posibilidad de que aquella derrota hiciera que las apuestas se dispararan a favor de Spassky , momento propicio para que Fischer colocara sus ahorritos y se garantizara una buena tajada, les repito que esto es solo especulación, que pruebas no tengo ni una.
De cualquier forma, dos victorias y el medio punto de ventaja con que contaba el campeón (si el match terminaba empatado…el retador se quedaba con las ganas), unido a la indudable potencia del Leningradense y de todo el equipo que colegiaba cada jugada, ponían a dudar hasta a los más fervientes seguidores del Bobby.
Cuento corto, le ganó la 3, y después de tablas en la 4, le sonó la 5 y la 6, para tomar una ventaja que no perdería en lo adelante (al final ganó 7 partidas por solo 3 Spassky (las dos primeras y la numero 11).
Para desconsuelo de todos los que amamos el ajedrez, después de coronarse, “ojos que te vieron ir”…..sus desavenencias con la FIDE hicieron que no jugara más, incluso traspasando su corona sin defenderla a manos de otro gran talento, el bisoño Anatoli Karpov.
Hay muchas otras cosas que recordar, como los dos primeros matches URSS-Resto del Mundo con 10 tableros, o interiorizar un poco en lo antes expuesto, pero la idea era solo bosquejar algunos recuerdos….creo que por hoy es bastante para no aburrir, si es que aún no lo he hecho!!

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